El increíble viaje de la anguila europea
Cuando hablamos de migraciones
animales solemos pensar en los impresionantes viajes de cientos de miles
de ñus a través de la sabana africana, o en las vistosas mariposas
monarca que atraviesan EEUU hasta México. Muy pocos reparan, sin
embargo, en un humilde pez, de colores discretos, que llega a nuestros
ríos y desembocaduras después de realizar uno de los viajes más
increíbles y misteriosos de todo el reino animal: la anguila europea.
El Mar de los Sargazos, una enorme
extensión de agua situada en torno a las Islas Bermudas, debe su nombre a
un género de algas que abunda en el lugar. En esta zona, testigo de
cientos de naufragios, nacen las anguilas europeas.
La historia comienza en el Mar de los Sargazos, una extraña zona de aguas estancadas y cálidas, situada en torno a las islas Bermudas, cerca de las costas americanas. En este lugar, a cientos de metros de profundidad, las anguilas europeas (Anguilla anguilla) ponen sus huevos. De ellos nacen unos pececillos llamados leptocéfalos, transparentes y con una forma tan distinta a la de sus progenitores, que no fue hasta finales del siglo XIX cuando los científicos descubrieron la relación entre estos seres y sus padres.
Hasta hace poco más de un siglo nadie
sabía que estos extraños peces con forma de hoja en realidad eran
pequeñas anguilas nacidas en el Mar de los Sargazos.
Al tiempo que se acercan a las costas
europeas, las pequeñas anguilas adquieren su forma serpentiforme y se
convierten en angulas. Al contrario que otros peces, como los salmones,
que nacen en los ríos y pasan casi toda su vida en el mar, las anguilas
nacen en el océano y se dirigen hacia los ríos. Por desgracia para
ellas, son muy apreciadas comercialmente, por lo que las pescan de forma
masiva.
Los machos prefieren quedarse en los estuarios o en la parte baja de los ríos, pero las hembras no se detienen y continúan corriente arriba, incluso hasta los valles montañosos, no dudando en recorrer tramos por tierra si algún obstáculo frena su camino. A medida que se alimentan, aumentan de tamaño y adquieren una tonalidad amarillo-verdosa, son conocidas como anguilas amarillas.
Las anguilas no dudan en atravesar tramos de tierra para buscar alimento o sortear cualquier obstáculo que frene su camino.
Muy pocas anguilas europeas vuelven al
Mar de los Sargazos que las vio nacer para crear una nueva generación.
Las turbinas de las centrales hidroeléctricas (foto), la pesca y la
degradación de los ríos son los mayores peligros de una especie que, en
los últimos años, ha descendido a niveles críticos.
Los pocos ejemplares que logran iniciar el viaje de vuelta al Mar de los Sargazos para engendrar una nueva generación, abandonan la costa y se adentran en el Océano Atlántico. Ninguna de ellas volverá a Europa. No se sabe exactamente cómo se orientan, pero al cabo de varios meses, nadando a casi 1.000 metros de profundidad durante el día y a unos 300 metros durante la noche, estas increíbles viajeras llegan al lugar que las vio nacer donde desovan y mueren. Al cabo de un tiempo surgirá una nueva generación de anguilas que, al igual que llevan haciendo sus antepasados desde hace millones de años, viajarán hasta los ríos europeos. La maravillosa aventura de la anguila europea comienza de nuevo.